Ojalá viviesemos todos los días de nuestra vida, dijo Jonathan Swift. Pero todos sabemos que eso es imposible. Somos humanos, y como ello, perdemos el tiempo. Nos dedicamos a hacer actividades que creemos que son importantes, que nos dan vida. Pero no es así. Malgastamos nuestra vida en hacer cosas superfluas, sin pararnos a pensar si vale la pena o no. Solo vivimos una vez, pero lo ignoramos.
Y hasta que no llega el momento de mirar atrás, de ver que es lo que has hecho a lo largo de tu vida, no nos preocupamos por la vida. Pitágoras creía en la reencarnación. Decía que él había vivido siete vidas y se acordaba de todas. Si es verdad o no, eso nadie lo sabe. Pero te puedo demostrar, que aunque sea verdad, aunque la reencarnación exista y vivamos siete vidas como Pitágoras, cada vida será única, diferente y se deberá aprovechar como si sólo tuvieses esa vida.
La vida no te da segundas oportunidades ni siquiera te da primeras. Tienes que estar tu atento a ellas, descubrirlas por ti mismo, incluso inventártelas tú. Porque la vida no está hecha para pasar el rato. No es un juego con el que te diviertes, ni es un tormento con el que sufres. La vida es la vida, y punto. No existen las casualidades ni los milagros. Si uno quiere vivir, no debe esperar a que le pase algo con lo que diga "ya he vivido", uno crea su propia vida y decide lo que pasa en ella de manera consciente o inconsciente. Sabiendo lo que decide o sin saberlo. La vida con sentido o sin sentido.Pero al fin y al cabo, vida. Porque señores, la vida no es solo felicidad, pero tampoco es lamento. La vida es bella tal cual es, con sus alegrías y sus penas.
La vida puede valer millones o nada, puede ser duradera o efímera, sólo depende de como quieras vivirla. Porque la vida en definitiva es lo más real que uno puede tener nunca.
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