Jane Birkin. Inglesita con sueños triunfadores. De belleza dulce y angelical a la que Serge Gainsbourg conquistó con intelectualismo y otras cosas demás.
Icono erótico de los setenta con su "je t'aime...moi non plus" junto al misántropo susurrando "oh mon amour" mientras se escuchan jadeos, suspiros y gemidos de fondo.
Esa sensualidad que no floreció hasta que se marchó a Francia, porque, siendo sinceros ella se sentia más francesa que otra cosa. Esa muchachita que se casó a los 19 años, que acaparó un escándalo en su país natal saliendo desnuda en el cine. Esa misma a la que Hermés se rindió y le diseñó un bolso.
Esa que con su vocecita nos consiguió conquistar a todos. Que inspiró con su melena boho chic y su flequillo, con sus famosísimo vestido blanco pegado al cuerpo. Eran tiempos diferentes, Woodstock y la marihuana se llevaban. Ibiza era el destino, las fiestas con champagne, risas, despreocupación y sexo. Se representaba una vida relajada, ajena a las tensiones y el estrés.
Así nos conquistó la Birkin y así la recordaremos siempre, melena lisa, rebelde, coronita de flores alrededor de la cabeza, bohemía sensual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario