De ella me atraía su esbelta figura.
Su risa de pequeña niña dulce, todavia inocente.
Y su mirada.
Miraba con ojos provocativos, sabedora del poder que ejercían.
Profundos ojos de mujer que sabe, que conoce, que entiende.
Su boca seductora.
Inconsciente de sus labios carnosos,
pedían ser tocados por dulces besos en noches de pasión.
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