Camina bella, como la noche de climas despejados y cielos estrellados. Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz se reúne en su aspecto y en sus ojos, enriquecida así por esa tierna luz que el cielo niega al vulgar día.
Una sombra de más. Un rayo de menos. Habría mermado la gracia sin nombre que se agita en cada trenza de negro brillo, o ilumina suavemente su rostro; donde pensamientos serenamente dulces expresan cuán pura, cuán adorable es su morada.
Y en esa mejilla, y sobre esa frente, son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez elocuentes, las sonrisas que vencen, los tintes que brillan, y hablan de días vividos en bondad.